Historias del metro - El ansia

Llevo varios días observando el comportamiento humano al entrar al metro.

Al cogerlo en una de las primeras paradas normalmente hay algún asiento libre cuando entro, y varios días llevo viendo como la gente entra con una ferocidad descomunal, cual burro con orejeras.

A mi entonces me da la risa (seguro que mas de uno me ha visto riéndome y ha pensado que estoy mas "pallá que pacá").

Una de las técnicas mas utilizadas es por ejemplo ir caminando hacia la dirección del metro para sincronizarse con el y poder ver que asiento esta libre, esto además permite ponerse delante de la gente que esta quieta esperando.
Otra de ellas es, ya dentro, correr los 100 metros lisos en cuanto alguien se levanta.

Todo esto viene a que hoy he visto el verdadero potencial de esta enfermedad, estaba situado cerca del bordillo y el metro estaba acabando de parar. Una señora que usaba la técnica de la sincronización se planta delante sin perder de vista su presa(asiento), empieza a aporrear el pulsador, sin darse cuenta que había un chicle pegado, eso daba igual el asiento era lo importante, así pues ha aporreado el chicle sin bacilar ni un momento hasta que se ha abierto la puerta y ha efectuado el pequeño sprint, que la ha proclamado poseedora oficial del puñetero asiento.

El chicle era reciente, se movía mientras lo amasaba.

La foto? unos tangas con aroma a chicle, lo mejor del post

Saludines!