*Berlín unplugged* (II)

"Nunca me imaginé aquí, en mi clase de siempre, con todos hablando entre sí, se supone que de un trabajo sobre lenguaje, aunque no creo que sea así. Nunca me imaginé encontrar tanta paz entre tanto ruido ensordecedor: ruido de suspiros, ruido de risas, ruido de miradas esquivas, ruido de qué hago yo aquí, ruido de aburrimiento, ruido de sobremesa, ruido de nervios contenidos, pero siempre ruido.

Y yo, esquiva a cuanto sucede más acá de la ventana. Ajena a toda esta turbación, miro los árboles mientras danzan, zarandeados por la súbita brisa que se ha formado aquí arriba. Y también el tejado del edificio contiguo. Hace un tiempo vi como una paloma blanca se posaba en el filo y permanecía allí, inmóvil, expectante. Y el mundo seguía a mi alrededor, pero ¿porqué yo no podía ser esa paloma? Sentir el filo bajo mis pies y el alarido contenido al mirar hacia abajo y a la vez el suspiro bloqueado unos instantes en mi garganta para luego dejarlo salir ampliamente como para liberarme de las correas de mi cordura. Mientras tanto, el ruido persiste, cada vez más ruido, tanto que me cuesta entender mis pensamientos y, no es fácil subirles la voz. Pero la paz sigue aquí, los árboles de la ventana también.

Empiezo a sentir frío, pero eso me hace sentir viva. Casi como cuando estoy a tu lado. Aún faltan unas horas para que el ruido cese y la paz dará lugar al placer y esta vez no bloquearé mis suspiros. Me encantaría andar descalza por la hierba ahora mismo, a tu lado. Que me cogieses de la mano y fuésemos palomas al filo, a punto de saltar. Contener la respiración, enlazar nuestras manos y SALTAR. Y toda esa paz envolviéndome y tú rozándome sin saber que esa paz eres tú."

Escrito en clase el 11 de enero de 2005, para él, como siempre.